lunes, enero 04, 2010

Dios existe: es nuestro cerebro 1

Dios existe: es nuestro cerebro

Ilustración: Luis F. Sanz

Históricamente, la representación que cada religión hace de la idea de dios y la perspectiva filosófica al plantearse el problema de su existencia han sido muy diversos y complejos.

Pero la ciencia ha hecho aflorar una capa subyacente más simple y más universal. Por ejemplo, los psicólogos cuentan a grupos de voluntarios una historia en la que dios atiende a cinco problemas a la vez. Los creyentes de cualquier confesión monoteísta aceptan la narración con naturalidad, puesto que dios tiene sobrados poderes cognitivos para ello. Pero si se les pide recordar la historia un rato después, casi todos cuentan que dios atiende los cinco problemas uno por uno: su inconciente ha humanizado al omnipotente dios de la doctrina.

La investigación reciente en psicología cognitiva, neurobiología y antropología cultural ha revelado que la mayoría de los creyentes, sea cual sea su culto, tienen interiorizado un modelo extremadamente antropocéntrico de dios. No sólo posee una figura humana, sino que utiliza los mismos procesos de percepción, razonamiento y motivación que las personas.

La característica central de cualquier religión es un núcleo de creencias sobre agentes no físicos. Este tipo de "conceptos sobrenaturales" -que también aparecen en la fantasía, los sueños y las supersticiones- está muy condicionado por nuestro conocimiento del mundo real. Un espíritu es un tipo de persona, sólo que atraviesa paredes. Dios comparte esas limitaciones dentro de la cabeza de los creyentes.

Imagen: Radiocristiandad

Más en general, las creencias inconscientes de la gente religiosa de cualquier credo son extraordinariamente parecidas: los agentes sobrenaturalesejercen una vigilancia permanente del comportamiento moral de la persona, con acceso instantáneo a sus pensamientos y deseos más íntimos. Los creyentes de cualquier culto también albergan creencias sobre la existencia y las propiedades de esos agentes sobrenaturales, y suelen guardar símbolos o amuletos que los representan, y celebrar rituales en su nombre. Cada grupo social suele atribuir a esos agentes su sistema moral, y su propia cohesión social.

Los científicos cognitivos han reunido muchas evidencias de que esta especie de "religión natural" se basa en cualidades humanas universales -como la capacidad para simular relaciones con personajes ficticios- que no son específicas de la experiencia religiosa, sino una consecuencia de tener el cerebro más desarrollado, y las estructuras sociales más complejas y estables, que han evolucionado en ninguna especie animal de este planeta.

El filósofo Daniel Dennett sostiene que los cerebros animales han evolucionado a través de tres fases. El comportamiento de las criaturas darwinianas está determinado genéticamente. Las criaturas skinnerianas (por el psicólogo conductista norteamericano B. F. Skinner) disponen de una gama de comportamientos, pero despliegan uno u otro al azar. Los humanos somos criaturas popperianas (por el filósofo de la ciencia Karl Popper). Una criatura popperiana hace lo mismo que una criatura skinneriana, pero sólo dentro de su propia cabeza, como una serie de simulaciones mentales.

El ingeniero de la Universidad de Michigan John Holland, padre de los algoritmos genéticos, asegura que "la verdadera esencia de una ventaja competitiva, sea en el ajedrez o en la actividad económica, es el descubrimiento y la ejecución de jugadas en un escenario ficticio". Y entre las principales jugadas que tenemos que simular los humanos, desde la más tierna edad, están las situaciones sociales ficticias.

Dennet: pinta de profeta, pero alma de científico racional. Foto: Oproject.files

"Todos los niños entablan relaciones sociales importantes y duraderas con personajes de ficción, amigos imaginarios, familiares desaparecidos, héroes invisibles, novios figurados...", dice Boyer. La práctica constante con ese tipo de "agentes no físicos", de hecho, puede explicar parte de la extraordinaria destreza social de nuestra especie, muy superior a la de los demás primates. Y desde ahí, el científico sólo ve un pequeño paso hasta otros "agentes no físicos" como espíritus, dioses y demonios, "intangibles pero implicados socialmente".

Los agentes sobrenaturales son a menudo la fuente de la moral para las personas religiosas, y también sus vigilantes omniscientes, esto es, que basta con pensar en algo pecaminoso para que se den por enterados. Ésta es otra de las creencias más generales entre los fieles de cualquier culto.

La psicología experimental indica, sin embargo, que los niños comprenden los imperativos morales básicos, como los relativos al trato justo y al daño a sus semejantes, desde que están en edad preescolar. Eso es antes de que puedan comprender esos conceptos abstractos y con independencia del entorno religioso en que se obtengan los datos. La neurobiología, por otro lado, ha revelado nexos muy relevantes entre los juicios morales y algunas de las emociones humanas más básicas y universales.

Uno de los nodos centrales de la red emocional del cerebro es el córtex prefrontal ventromedial (VMPC). Los pacientes que tienen destruida esa zona del córtex muestran una disminución general en su capacidad de respuesta emocional y una marcada reducción de las emociones sociales -como la compasión, la vergüenza y la culpa que están estrechamente relacionadas con los valores morales-.

El VMPC es muy conocido por los neurólogos desde el 13 de septiembre 1848, cuando una explosión disparó una barra de hierro de un metro de largo y seis kilos de peso exactamente hacia esa zona del cerebro de Phineas Gage, el capataz de una cuadrilla de trabajadores del ferrocarril. Sobrevivió, y sin daños en la capacidad del lenguaje ni en otras funciones intelectuales. Pero como dijo poco después un amigo suyo: "Este hombre ya no es Phineas Gage".

Todos los graves defectos que muestran estos pacientes se refieren a la respuesta a los estímulos emocionales o a la regulación de los propios sentimientos. Sus capacidades de la inteligencia general, de razonamiento lógico y de conocimiento de las normas sociales y morales están intactas.

Según el neurólogo Antonio Damasio, premio Príncipe de Asturias, muchas reacciones morales aversivas son una combinación del visceral rechazo a ciertos actos (matar a alguien, por ejemplo) y de la compasión instintiva por otro ser humano. Damasio cree que las emociones no sólo se asocian a los juicios morales, sino que son cruciales para elaborarlos.

"Aunque los creyentes suelen atribuir su moralidad a un agente sobrenatural", dice Boyer, "los modelos cognitivos indican todo lo contrario: que nuestros sentimientos morales son reclutados para dar verosimilitud a las nociones morales de la religión".

Los ritos religiosos también parecen muy distintos entre unas culturas y otras, pero todos pertenecen a una clase de "comportamientos rituales" constantes en la especie humana. Los ritos se basan siempre en alguna secuencia de actos arbitraria, obligatoria, ejecutada en un orden rígido, desligada de un objetivo práctico obvio y repetida muchas veces. También implican a menudo el uso de números, colores llamativos y símbolos de la pureza, el orden o la simetría.

Nuevamente, estos comportamientos rituales son un tema común en el desarrollo infantil: por ejemplo, cuando un niño sólo puede andar por la acera pisando las baldosas rojas, o tiene que subir el primer peldaño de su portal antes de que se cierre la puerta de la calle. Los niños suelen asociar estos rituales a unas vagas nociones de purificación y protección del peligro. Cuando estos sistemas se pasan de revoluciones, ocurren los trastornos obsesivo-compulsivos.

"Sabemos que el cerebro humano tiene redes de seguridad y precaución dedicadas a prevenir peligros como la predación", dice Boyer. "Las aserciones religiosas sobre la pureza, la suciedad y el peligro oculto de los demonios al acecho estimulan esos mismos sistemas, y hacen que las precauciones rituales resulten intuitivamente atractivas".

La crítica científica de la religión se ha centrado hasta ahora en argumentos racionales. El astrofísico Carl Sagan escribió: "¿Cómo es que apenas ninguna religión ha mirado a la ciencia y ha concluido: '¡Esto es mejor que lo nuestro! El universo es mucho mayor de lo que dijeron nuestros profetas, más sutil y elegante?".

La respuesta quizás la dio Friedrich Nietzsche décadas antes: "El hombre en su orgullo, creo a Dios a su imagen y semejanza". Como es bien sabido: es difícil deshacerse de los errores producto del orgullo.

Richard Dawkins: ejemplo de ateo militante. Firstuuomaha.org

¿El diseñador inteligente?

La campaña "Probablemente Dios no existe, deja de preocuparte y disfruta de la vida" de los autobuses se gestó en Londres en el pasado otoño, y uno de sus grandes promotores fue el biólogo Richard Dawkins (Universidad de Oxford). Él es, posiblemente, el autor de divulgación más popular de los últimos 30 años, pero su gran éxito editorial no es un libro de ciencia sino de religión: El espejismo de Dios, publicado en 2006 y traducido a 31 idiomas.

En los años ochenta, Dawkins aplicó las ideas de la selección natural darwiniana a la propagación de los modelos culturales. Las ideas serían memes(en vez de genes) que se replicarían de boca en boca y competirían entre sí por el éxito reproductivo. Las ideas religiosas, que por definición no deben demostrarse, serían memes de alta propagación.

Dawkins, como otros científicos, también desarrolla en El espejismo de Dios una refutación racional de la teología natural. Esta corriente teológica, que sedujo tanto a Darwin como al propio Dawkins en la juventud de ambos, deduce la existencia de dios a partir de la complejidad de sus criaturas, y sigue siendo el gran argumento detrás del diseñador inteligente del creacionismo norteamericano. Pero un diseñador inteligente, aduce Dawkins, debe ser aún más complejo que las criaturas a las que pretende dar explicación, luego no les da ninguna.

Son argumentos más bien abstractos. La escuela evolucionista que representa Pascal Boyer, por el contrario, ha presentado evidencias de que el pensamiento religioso es la "línea de menor resistencia" de nuestro sistema cognitivo. "La incredulidad suele ser el resultado de un esfuerzo racional deliberado contra nuestras predisposiciones naturales", concluye Pascal en Nature, "lo que no es la ideología más fácil de propagar, precisamente".

Información de EsPaís.com (Javier Sampedro). Resumen de Sophimanía

Dios habita en el cerebro

Hallazgos neurocientíficos explican por qué el hombrese refugia en las religiones

JAVIER SAMPEDRO 23/02/2009

El Dios de Abraham era justo, inapelable, incorruptible, trascendente, omnisciente, omnipotente, omnipresente y omnibenevolente. El cristianismo antiguo se centró en la pericoresis o fusión de tres personas en una sola entidad divina.

El Dios de Abraham era justo, inapelable, incorruptible, trascendente, omnisciente, omnipotente, omnipresente y omnibenevolente. El cristianismo antiguo se centró en la pericoresis o fusión de tres personas en una sola entidad divina. Para la vía negativa de Maimónides sólo nos es dado discutir sobre lo que Dios no es. El Todo de los herméticos es más complicado que la suma de cuanto existe, y el Buda puso el énfasis en la liberación del sufrimiento en la tierra. Vista así, la religión tiene poco de universal.

Pero los experimentos han hecho aflorar una capa subyacente más simple. Por ejemplo, los psicólogos cuentan a grupos de voluntarios una historia en la que Dios atiende a cinco problemas a la vez. Los creyentes de cualquier confesión monoteísta aceptan la narración con naturalidad, puesto que Dios tiene sobrados poderes cognitivos para ello. Pero si se les pide recordar la historia un rato después, casi todos cuentan que Dios atiende los cinco problemas uno por uno: su subconsciente ha humanizado al omnipotente Dios de la doctrina.

La investigación reciente en psicología cognitiva, neurobiología y antropología cultural ha revelado que la mayoría de los creyentes, sea cual sea su culto, tienen interiorizado un modelo extremadamente antropocéntrico de Dios. No sólo posee una figura humana, sino que utiliza los mismos procesos de percepción, razonamiento y motivación que las personas. Las creencias explícitas sobre la divinidad son muy distintas entre religiones, pero los supuestos tácitos son casi idénticos en la mayoría de las personas.

La característica central de cualquier religión es un núcleo de creencias sobre agentes no físicos. Este tipo de "conceptos sobrenaturales" -que también aparecen en la fantasía, los sueños y las supersticiones- está muy condicionado por nuestro conocimiento del mundo real. Un espíritu es un tipo de persona, sólo que atraviesa paredes. Dios comparte esas limitaciones dentro de la cabeza de los creyentes.

Más en general, las creencias subconscientes de la gente religiosa de cualquier credo son extraordinariamente parecidas: los agentes sobrenaturales ejercen una vigilancia permanente del comportamiento moral de la persona, con acceso instantáneo a sus pensamientos y deseos más íntimos. Los creyentes de cualquier culto también albergan creencias sobre la existencia y las propiedades de esos agentes sobrenaturales, y suelen guardar símbolos o amuletos que los representan, y celebrar rituales en su nombre. Cada grupo social suele atribuir a esos agentes su sistema moral, y su propia cohesión social.

Los científicos cognitivos han reunido muchas evidencias de que esta especie de religión natural se enraíza en cualidades humanas universales -como la capacidad para simular relaciones con personajes ficticios- que no son específicas de la experiencia religiosa, sino una consecuencia de tener el cerebro más desarrollado, y las estructuras sociales más complejas y estables, que han evolucionado en ninguna especie animal de este planeta.

"El pensamiento y el comportamiento religioso pueden considerarse parte de las capacidades naturales humanas, como la música, los sistemas políticos, las relaciones familiares o las coaliciones étnicas", dice Pascal Boyer, de la Universidad de Washington en Saint Louis. Boyer ha publicado en el último año dos trabajos de referencia sobre la evolución cognitiva de la religión (Nature 455:1038; Annual Review of Anthropology 37:111).

El filósofo Daniel Dennett sostiene que los cerebros animales han evolucionado a través de tres fases. El comportamiento de las criaturas darwinianas está determinado genéticamente. Las criaturas skinnerianas (por el psicólogo conductista norteamericano B. F. Skinner) disponen de una gama de comportamientos, pero despliegan uno u otro al azar. Los humanos somos criaturas popperianas (por el filósofo de la ciencia Karl Popper). Una criatura popperiana hace lo mismo que una criatura skinneriana, pero sólo dentro de su propia cabeza, como una serie de simulaciones mentales.

El ingeniero de la Universidad de Michigan John Holland, padre de los algoritmos genéticos, asegura que "la verdadera esencia de una ventaja competitiva, sea en el ajedrez o en la actividad económica, es el descubrimiento y la ejecución de jugadas en un escenario ficticio". Y entre las principales jugadas que tenemos que simular los humanos, desde la más tierna edad, están las situaciones sociales ficticias.

"Todos los niños entablan relaciones sociales importantes y duraderas con personajes de ficción, amigos imaginarios, familiares desaparecidos, héroes invisibles, novios figurados...", dice Boyer. La práctica constante con ese tipo de "agentes no físicos", de hecho, puede explicar parte de la extraordinaria destreza social de nuestra especie, muy superior a la de los demás primates. Y desde ahí, el científico de Washington sólo ve un pequeño paso hasta otros "agentes no físicos" como espíritus, dioses y demonios, "intangibles pero implicados socialmente".

Los agentes sobrenaturales son a menudo la fuente de la moral para las personas religiosas, y también sus vigilantes omniscientes, esto es, que basta con pensar en algo pecaminoso para que se den por enterados. Ésta es otra de las creencias más generales entre los fieles de cualquier culto.

La psicología experimental indica, sin embargo, que los niños comprenden los imperativos morales básicos, como los relativos al trato justo y al daño a sus semejantes, desde que están en edad preescolar. Eso es antes de que puedan comprender esos conceptos abstractos y con independencia del entorno religioso en que se obtengan los datos. La neurobiología, por otro lado, ha revelado nexos muy relevantes entre los juicios morales y algunas de las emociones humanas más básicas y universales.

Uno de los nodos centrales de la red emocional del cerebro es el córtex prefrontal ventromedial (VMPC). Los pacientes que tienen destruida esa zona del córtex muestran una disminución general en su capacidad de respuesta emocional y una marcada reducción de las emociones sociales -como la compasión, la vergüenza y la culpa que están estrechamente relacionadas con los valores morales-.

El VMPC es muy conocido por los neurólogos desde el 13 de septiembre 1848, cuando una explosión accidental disparó una barra de hierro de un metro de largo y seis kilos de peso exactamente hacia esa zona del cerebro de Phineas Gage, el capataz de una cuadrilla de trabajadores del ferrocarril. Sobrevivió, y sin daños en la capacidad del lenguaje ni en otras funciones intelectuales. Pero como dijo poco después un amigo suyo: "Este hombre ya no es Phineas Gage".

Todos los graves defectos que muestran estos pacientes se refieren a la respuesta a los estímulos emocionales o a la regulación de los propios sentimientos. Sus capacidades de la inteligencia general, de razonamiento lógico y de conocimiento de las normas sociales y morales están intactas.

Según el neurólogo Antonio Damasio, premio Príncipe de Asturias, muchas reacciones morales aversivas son una combinación del visceral rechazo a ciertos actos (matar a alguien, por ejemplo) y de la compasión instintiva por otro ser humano. Damasio cree que las emociones no sólo se asocian a los juicios morales, sino que son cruciales para elaborarlos.

"Aunque los creyentes suelen atribuir su moralidad a un agente sobrenatural", dice Boyer, "los modelos cognitivos indican todo lo contrario: que nuestros sentimientos morales son reclutados para dar verosimilitud a las nociones morales de la religión".

Los ritos religiosos también parecen muy distintos entre unas culturas y otras, pero todos pertenecen a una clase de "comportamientos rituales" constantes en la especie humana. Los ritos se basan siempre en alguna secuencia de actos arbitraria, obligatoria, ejecutada en un orden rígido, desligada de un objetivo práctico obvio y repetida muchas veces. También implican a menudo el uso de números, colores llamativos y símbolos de la pureza, el orden o la simetría.

Nuevamente, estos comportamientos rituales son un tema común en el desarrollo infantil: por ejemplo, cuando un niño sólo puede andar por la acera pisando las baldosas rojas, o tiene que subir el primer peldaño de su portal antes de que se cierre la puerta de la calle. Los niños suelen asociar estos rituales a unas vagas nociones de purificación y protección del peligro. Cuando estos sistemas se pasan de revoluciones, ocurren los trastornos obsesivo-compulsivos.

"Sabemos que el cerebro humano tiene redes de seguridad y precaución dedicadas a prevenir peligros como la predación", dice Boyer. "Las aserciones religiosas sobre la pureza, la suciedad y el peligro oculto de los demonios al acecho estimulan esos mismos sistemas, y hacen que las precauciones rituales resulten intuitivamente atractivas".

La crítica científica de la religión se ha centrado hasta ahora en argumentos racionales. El astrofísico Carl Sagan, por ejemplo, escribió: "¿Cómo es que apenas ninguna religión ha mirado a la ciencia y ha concluido: '¡Esto es mejor que lo nuestro! El universo es mucho mayor de lo que dijeron nuestros profetas, más sutil y elegante?".

"Hay quien tiene un concepto tan amplio de Dios que no hay forma de evitar que lo acabe encontrando en cualquier parte", afirma Steven Weinberg, físico teórico y premio Nobel. "Si quieres decir que Dios es energía, lo puedes hallar en un montón de carbón".

El diseñador inteligente

La campaña Probablemente, Dios no existe de los autobuses se gestó en Londres en el pasado otoño, y uno de sus grandes promotores fue el biólogo Richard Dawkins (Universidad de Oxford). Él es, posiblemente, el autor de divulgación más popular de los últimos 30 años, pero su gran éxito editorial no es un libro de ciencia sino de religión: El espejismo de Dios, publicado en 2006 y traducido a 31 idiomas.

En los años ochenta, Dawkins aplicó las ideas de la selección natural darwiniana a la propagación de los modelos culturales. Las ideas serían memes (en vez de genes) que se replicarían de boca en boca y competirían entre sí por el éxito reproductivo. Las ideas religiosas, que por definición no deben demostrarse, serían memes de alta propagación.

Dawkins, como otros científicos, también desarrolla en El espejismo de Dios una refutación racional de la teología natural. Esta corriente teológica, que sedujo tanto a Darwin como al propio Dawkins en la juventud de ambos, deduce la existencia de Dios a partir de la complejidad de sus criaturas, y sigue siendo el gran argumento detrás del diseñador inteligente del creacionismo norteamericano. Pero un diseñador inteligente, aduce Dawkins, debe ser aún más complejo que las criaturas a las que pretende dar explicación, luego no les da ninguna.

Son argumentos más bien abstractos. La escuela evolucionista que representa Pascal Boyer, por el contrario, ha presentado evidencias de que el pensamiento religioso es la "línea de menor resistencia" de nuestro sistema cognitivo. "La incredulidad suele ser el resultado de un esfuerzo racional deliberado contra nuestras predisposiciones naturales", concluye Pascal en Nature, "lo que no es la ideología más fácil de propagar, precisamente".

LO SIENTO, EL FUTURO YA ESTÁ AQUÍ

LO SIENTO, EL FUTURO YA ESTÁ AQUÍ: "Blogger Eduardo Villanueva. Y En sus ratos libres, Profesor de Comunicaciones de la Universidad Católica y experto en nuevas tecnologías de medios y comunicación digital.















¿Cuál de los dos Eduardos Villanuevas es el auténtico y cuál es una copia? pregunta tonta porque los dos son igualitos, asi que no te gastes buscando las diferencias. ¿Le debo algo a Eduardo Villanueva por usar su foto? pues no, porque esta no es su foto sino una copia de una copia de su foto. ¿El diario La República, que hizo la entrevista, puede reclamar por reproducirla aquí? claro que si, pero sólo Armando Massé le hará caso.

Así están las cosas, señoras y señores. Es el futuro que llega sin pedir permiso, y sobre ese tipo de cosas trata esta buena entrevista de Giovani Hinojosa a Eduardo Villanueva:

“La diferencia entre el original y la copia ha desaparecido”

Entrevista/Eduardo Villanueva. El mayor experto en nuevas tecnologías en el Perú sienta posición en el debate surgido en torno a la vigencia de los derechos de autor en internet. Villanueva también analiza las nuevas formas de consumo de los contenidos culturales y aconseja que los artistas se apoderen de sus obras y sustenten su nuevo modelo de negocio en las presentaciones en vivo. Aquí los argumentos de un libertario de la era digital.

Entrevista: GHiovani Hinojosa

En la blogósfera peruana se te alude como el ideólogo detrás de movimientos virtuales como “No soy delincuente”, que propone cambiar la legislación tradicional de los derechos de autor y erradicar la criminalización de los internautas que descargan contenidos gratuitamente, ¿qué piensas de esto?

Es un despropósito llamarme ‘ideólogo’, lo que pasa es que hay un grupo de personas interesadas en el tema de la propiedad intelectual –ex alumnos míos y ex compañeros de trabajo– que conocen mis preocupaciones y que me acompañaron en un debate sobre este asunto realizado el mes pasado en la plataforma Google Wave. Participaron, por ejemplo, Marco Sifuentes, Roberto Bustamante y Jacqueline Fowks. Esta semana lanzaremos el blog “Derechos digitales en el Perú”, que será el punto de partida para promover una discusión sobre el conflicto evidente que hay entre el interés privado y el público en relación con los contenidos culturales.

¿Cuáles son “las fuerzas” que están opuestas?

El interés privado está expresado por creadores intelectuales, que piden una remuneración por su trabajo, y por la industria de los contenidos, que es muy importante en economías como la norteamericana. Por su lado, el interés público vela por la posibilidad de que los individuos accedan a los contenidos de manera flexible, sea para el consumo, la producción o el “prosumismo” (producción y consumo). No hay que asumir que el interés privado es lo único que importa, ni tampoco que el interés público pasa por ‘bajarse’ lo que uno quiera por internet. Pero debemos aceptar que la realidad tecnológica ha cambiado las posibilidades de consumo y producción de la cultura. Hoy, por ejemplo, el concepto de control de la escasez –en que se basaba la industria– ya no existe.

¿Qué entiendes por ‘control de la escasez’?

Antes, si uno quería ver una película, debía ir al cine y, eventualmente, esperar a que la transmitieran por televisión; había una escasez de posibilidades manejada por la industria. En los 80, cuando apareció el VHS, surgió la posibilidad de copiar filmes de una cinta a otra. Desde fines de los 90, cuando empezaron a salir en el mercado otras opciones, los consumidores fueron ganando un gran poder de elección: hoy podemos esperar que una película sea estrenada en el cine o bien descargarla legalmente en la red –aunque no en el Perú–. Y, si la tenemos en formato DVD, la podemos trasladar a nuestro iPhone para verla donde queramos. Esto sin contar las opciones que se crean a partir de la piratería. Hace unos años, los conglomerados culturales controlaban la producción, la distribución y la comercialización de la obras; en la actualidad, solo controlan la producción y la distribución de primera copia o versión, ya que luego deben lidiar con Apple, Google, Microsoft y otras empresas para echar a andar esta enorme variedad de plataformas.

¿Un derecho, como el de la propiedad intelectual, deja de existir solamente porque la tecnología hace imposible su cumplimiento?

No, el derecho sigue existiendo. Para empezar, la propiedad intelectual tiene varios aspectos: los derechos de autor (creaciones artísticas e intelectuales), las patentes (invenciones) y las marcas registradas (signos distintivos). Los derechos de autor muestran, a su vez, dos niveles: el moral (reconocimiento de la autoría o de la ejecución) y el patrimonial (pago de rentas). Esta entrevista, por ejemplo, me genera un derecho de autor moral (atribuirme estas frases), pero no patrimonial. Ahora, la tecnología hace mucho más difícil el cumplimiento de la legislación tradicional, que está planteada bajo la idea del control de la escasez y el cobro por copia (hoy copiar no cuesta nada). Los empresarios culturales deben comprender que, si salen perjudicados, es porque, como en cualquier economía capitalista, algunos negocios con el tiempo pierden importancia. Ellos deben “agiornarse”, adecuarse a la realidad actual. Si no, desaparecerán.

Entonces, algunos bloggers exageran al pretender desconocer la propiedad intelectual en internet. Una pregunta que sus opositores les suelen formular es ¿si se desarrolla una aplicación que permite invadir una computadora para obtener datos personales, una suerte de ‘troyano’ legal, esta tecnología haría obsoleto el derecho a la privacidad de los internautas? ¿Qué piensas sobre esto?

El derecho a la privacidad no está necesariamente regulado para considerar este tipo de situaciones. Se supone que todos tenemos derecho a la intimidad, a que nadie nos mire las computadoras; pero esas aplicaciones lamentablemente existen. Entiendo que en países como Estados Unidos no se puede utilizar esta tecnología sin la autorización previa de un juez.

¿Qué estrategias propones para hacer respetar los derechos de autor en este nuevo escenario tecnológico?

Primero, hay que abrir más el mercado, es decir, crear más opciones comerciales y ofrecer precios de acceso viables. Si hoy yo quiero poner contenido legal en mi iPhone, no puedo, ya que sencillamente no hay en el país ningún operador que me lo ofrezca. Tampoco puedo ‘bajarme’ películas a través de la aplicación iTunes. Allí hay un vacío empresarial. Segundo, se debe facilitar que los mismos creadores intelectuales vendan su música, por ejemplo, ya que los intermediarios –empresas distribuidoras de contenidos– encarecen los costos de producción. Tercero, hay que despenalizar la utilización de contenidos que se ‘bajan’ por internet cuando antes ya se ha pagado por los mismos en otros formatos (esto debería ser responsabilidad del futuro Ministerio de la Cultura). Lawrence Lessig –gurú de la ‘cultura libre’ online– cuenta que en los 80 compró long plays de un artista X, en los 90 adquirió CDs con la misma música (en ambos casos pagó las licencias originales), y que ahora que desea descargar estas canciones por internet tiene que pagar los derechos por tercera vez. ¿Acaso esto no es absurdo?

Nuevo modelo de negocio

El costo cero de las copias en la música parece estar consolidando la cultura de la gratuidad en el mundo virtual.

Vivimos en un ambiente de desmaterialización de las copias, es decir, ellas no existen sino como archivos en una computadora, fuera de su soporte físico original. En realidad –quizás esto sea lo más crítico– las copias ya no existen como tales: la diferencia entre el original y la copia ha desaparecido en los nuevos usuarios digitales. Antes, la valorización de un original estaba amarrada a su soporte físico, tú decías orgulloso ‘yo tengo un LP’. Hoy tenemos a un público consumidor de archivos sueltos. En la sociedad de la información, los jóvenes no atesoran un CD tanto como la posibilidad de consumirlo en cualquier soporte, por ejemplo, en la computadora y en el iPod.

¿Cómo están reaccionando los artistas frente a esta nueva forma de consumo?

En la actualidad, muchos músicos peruanos con distintos niveles de popularidad se ‘autopiratean’, es decir, se publican a sí mismos en términos piratas; ya no se molestan en hacerlo legalmente. Hace algunos años me topé con el Osito Barny, un músico de huaino contemporáneo, que publica CDs impecablemente producidos y VCDs con videoclips, y jamás los ha comercializado conforme a ley: sus copias se venden a 5 soles, como si fueran piratas.

¿Y dónde reside su rentabilidad?

En los conciertos, como ocurre en la industria musical en general hoy, desde los artistas más grandes hasta los más pequeños. El rol de las presentaciones en vivo ha cambiado completamente: antes estas eran una forma de promover las ventas de los discos, hoy son ellas mismas el negocio; ahora los discos sirven para difundir los conciertos. En el Perú, esto está clarísimo: La Sarita, Bareto y el Grupo 5 no ganan dinero con su música grabada, sino con los shows que realizan.

¿Qué características debería tener este nuevo modelo de negocio?

En la música, para empezar, debe reconocerse el derecho del usuario a hacer lo que le dé la gana con la obra comprada. Esto ya está pasando: Apple ha logrado que las industrias musicales le vendan música para que ellos la revendan a través de iTunes sin restricciones (el consumidor puede reproducir las canciones en su PC y ‘quemarlas’ en un CD, todo legalmente). Hay que hallar fórmulas similares. Por ejemplo, lograr que un grupo de rock promueva su música ofreciéndola junto con otros contenidos y servicios –como libros y entradas a conciertos– en promociones cruzadas. Internet permite depender menos de los sellos discográficos y poner el negocio en manos de pequeñas empresas dedicadas a servir a los productores; en este caso, a las bandas. Se anularía a los grandes intermediarios. El problema es que hoy la banda tiene que lidiar con el sello, el sello con Apple, y Apple con los usuarios. Antes era más simple: la banda trataba con el sello, y el sello con nosotros. Lo ideal sería que desaparezca la capa del sello.

Pero concretar esto parece algo complicado, considerando que las industrias musicales están muy interesadas en incrementar sus utilidades en internet.

Es cierto, de hecho algo que no suele estar considerado en algunos contratos musicales y que les produce mucho dinero a los sellos discográficos es vender tonos para celulares. Es un gran negocio, ya que se trata de sonidos de 30 segundos –ya producidos y pagados– que llegan a costar un dólar en algunos mercados. Los músicos que se liberen de los intermediarios tienen aquí una gran oportunidad comercial.

En el mundo, Radiohead fue el primer grupo en publicar un disco gratuitamente en la red. En el Perú, Turbopótamos inauguró esta tendencia de libre acceso al colgar su último álbum en una página web. ¿Estas bandas son ya parte del nuevo esquema de negocio?

Sí, el que se sustenta en los shows en vivo. En el país, esto coincide con un momento de expansión económica que lleva a la gente a consumir más música en vivo. Así, los conciertos son hoy la gran puerta a la rentabilidad para los promotores y para los músicos.

¿Y qué hay de otros ámbitos culturales?

En los libros, la venta de ejemplares sigue siendo importante. En el cine, la rentabilidad del negocio continúa dependiendo de la asistencia a las salas. Sin embargo, la piratería los ha afectado fuertemente.

Licencias libertarias

¿Qué son las licencias Creative Commons?

CC es un colectivo norteamericano que tiene versiones en distintos países y que ha creado licencias compatibles con la legislación de cada territorio para dar opciones a los creadores intelectuales que deseen poner su obra a disposición del consumidor final de forma libre. La idea es decir “yo no tengo problemas en que se ‘bajen’, copien y redistribuyan lo que yo he hecho, siempre y cuando me lo atribuyan y no cambien el contenido de la obra”.

En internet flota con fuerza la idea de exigir a todos los autores que se adhieran a Creative Commons.

No se puede: si los autores no quieren, no quieren. Así de simple.

¿Un músico o un escritor que no está dispuesto a obsequiar su trabajo en internet está impidiendo el libre acceso a la cultura?

No. A mí no me preocupa que una persona tome esa decisión, sino que se vea obligada a hacerlo presionado por la estructura comercial a la que pertenece. El problema es que un artista no pueda publicar su música con entera libertad; que si yo, por ejemplo, deseo que mis libros se distribuyan gratuitamente, me vea impedido por la industria con la que estoy comprometido. Es ideal que el creador intelectual decida los términos de su negocio como le dé la gana.

El debate ha estado muy matizado: tú, por ejemplo, has discrepado de Marco Sifuentes en el sentido de afirmar que en la red “no todos los casos son de producción cultural, sino algunos de reproducción y copiado descarado”.

Claro, la idea de que todos los consumidores son “prosumidores” es falsa. Buena parte de la gente entra a internet para ‘bajarse’ música de moda. Y no hay razón alguna por la que ellos no tengan que pagar por esto.

¿Bye, bye, prensa escrita?

¿Cómo ves el afán de los conglomerados mediáticos que, liderados por el magnate Rupert Murdoch, pretenden instaurar en internet una cultura de pago por los contenidos periodísticos?

Uno de los aspectos que a mí me impactan más de la actual crisis del periodismo escrito es que es altamente posible que triunfe el modelo de distribución libre en internet, y que los diarios, como empresas periodísticas, se deterioren al punto de que casi desaparezcan. En términos de negocios, a mí eso no me preocupa; pero, en términos sociales, me asusta muchísimo. Si en sociedades como la nuestra los diarios impresos desaparecen, se disiparía buena parte del escaso espacio público del que disponemos. Eso sería horrible. Si las empresas mediáticas peruanas no encuentran un negocio viable –el que sea, no se me ocurre cuál– o un modelo alternativo de rentabilidad, la gran víctima de este cambio será la esfera pública.

Publicado el 3/1/2010 en La República
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Multivitaminas y minerales: malas noticias

Multivitaminas y minerales: malas noticias: "

Vitaminas.jpg Foto: zebra.paperclip



Las vitaminas fueron descubiertas a fines del siglo XIX y principios del XX cuando se observó que ciertas enfermedades eran consecuencia de la carencia de ciertos tipos de alimentos. En 1905, el científico inglés William Fletcher observó que el beriberi (antigua enfermedad del sistema nervioso) se producía en las personas que comían arroz blanco pelado, pero no en las personas que comían arroz integral. En 1912, el científico polaco Cashmir Funk acuñó el termino VITAMINA combinando dos palabras, VITA, que significa vida y AMINA, por la sustancia química presente en las investigaciones iniciales del Dr. Fletcher.



En esa época de pobreza y profundas desigualdades, enfermedades como beriberi, escorbuto, pelagra y raquitismo eran muy frecuentes entre las clases menos favorecidas y su causa era desconocida.


Poco a poco y en un periodo de aproximadamente 30 años (de 1910 a 1940), se fueron descubriendo en diversos alimentos mas y mas de esas “sustancias vitales” o vitaminas. Debemos recalcar, que todas las vitaminas fueron descubiertas en diversos tipos de alimentos, tanto animales como vegetales, lo cual nos dice que TODAS las vitaminas están en los alimentos.



El problema del mal uso de las vitaminas empieza en 1935 cuando el Dr. Tadeusz Reichstein del Instituto Federal Suizo de Tecnología de Zurich empezó a fabricar (sintetizar artificialmente) grandes cantidades de vitamina C. Posteriormente se descubrieron y sintetizaron una a una todas las demás vitaminas, por ejemplo el beta-caroteno, sintetizado en 1953.



Como cualquier industria que tiene un producto que vender, la industria de las vitaminas empezó a diseñar un plan de mercadeo para vender sus múltiples productos.



¡Y que fácil resultó vender vitaminas!



Del mismo modo que en los cursos de lógica del colegio nos enseñaron que un juego de palabras podía producir afirmaciones absurdas como esta:



Tomar alcohol mata a las neuronas.

Las neuronas que mueren son las más débiles.

Si las neuronas que mueren son las mas débiles, las que quedan son las mas fuertes.

Por lo tanto, cuanto más alcohol bebo, más neuronas fuertes tengo y soy más inteligente.



La industria de las vitaminas hizo lo propio:



Si nos faltan vitaminas nos enfermamos.

Si tomamos vitaminas, nos sanamos.

Si estamos sanos es por que tenemos abundantes vitaminas en el cuerpo.

Por lo tanto, si consumimos abundantes vitaminas seremos más saludables,



Y así empezó la cosa, nació la enorme industria de las vitaminas que, en otra muestra de ingenio, combinó varias vitaminas en una sola pastilla, dando paso al nacimiento de las famosas y ubicuas multivitaminas, a las que luego se le agregaron minerales, comercializándose entonces los multivitamínicos con minerales. Se calcula que la poderosa industria de las vitaminas y suplementos mueve, solo en Estados Unidos, la exorbitante cantidad de 22.000 millones de dólares al año. Es por eso que cada país tiene sus propios portavoces de vitaminas y minerales, los cuales hacen fortunas con la venta de estos productos.



Y así, poco a poco empezaron a inventarse supuestos beneficios de las vitaminas: que podían prevenir enfermedades, que podían defendernos de las infecciones, que podían hacernos vivir más, que nos devolvían la energía y nos quitaban el cansancio, que nos daban vista de águila, que hacían desaparecer los quistes de los senos, etc.



¿Quién podía dudar de sus beneficios, si las vitaminas son esenciales para la vida?



Qué lindo y fácil suena ,¿verdad? Tomarse una pastilla que contenga todas las vitaminas y encima todos los minerales y al diablo, olvidarse de los problemas de salud, y sentirse maravillosamente bien, fuerte y con energías; aumentar las defensas del cuerpo, prevenir las infecciones y hasta las enfermedades del corazón, el cáncer, y el Alzheimer.



Vaya al supermercado y vea todas las clases de vitaminas que existen: para niños, para hombres jóvenes, para hombres maduros, para mujeres jóvenes, para mujeres de edad mediana, para mujeres en menopausia, para ancianos, para ancianas, para deportistas, etc. Y ni qué decir de las supuestas “propiedades maravillosas” de las vitaminas, como por ejemplo, sus propiedades antioxidantes; que según sus fabricantes puede prevenir el cáncer y las enfermedades del corazón.



Y pensar que todo el mal uso de las vitaminas se basa en viejas creencias sin sustento científico, creencias alimentadas por una industria que cuenta con la complicidad pasiva (y a veces activa) de los profesionales de la salud, quienes todavía no han sopesado las evidencias en contra de esos productos.



Pero como todo en la vida tiene su final, esa creencia está empezando a ponerse en duda. Recientemente se ha venido documentando no solamente la inutilidad de los suplementos de vitaminas y minerales, sino también -y esto es lo más preocupante- las peligrosas complicaciones en la salud de las personas que toman altas dosis de vitaminas.



En este post trataremos de resumir algunos de los estudios más importantes, teniendo cuidado de proporcionarles las respectivas referencias científicas.



En la reunión anual de la Asociación Norteamericana de Investigación del Cáncer, realizada en noviembre del 2008, se dieron a conocer los resultados del estudio hecho en 15.000 médicos que tomaron vitaminas E y C para prevenir el cáncer. Los resultados fueron desalentadores: las vitaminas E y C no sirven para prevenir el cáncer.



Este estudio había sido inmediatamente precedido por la desalentadora noticia, publicada el 12 de noviembre del 2008 en la Revista de la Asociación Medica de Norteamérica, en la que en el mismo grupo de hombres del estudio anterior, el uso de las vitaminas C y E demostró que tampoco previene las enfermedades del corazón.



En octubre del 2008, la Revista de la Asociación Médica de Norteamérica publicó los resultados del enorme estudio SELECT. Este estudio había despertado grandes esperanzas por que se pensaba que la supuesta capacidad antioxidante de la combinación de vitamina E y Selenio podía prevenir el cáncer de la próstata. Increíblemente, el estudio tuvo que ser suspendido antes de que concluya por un grave hecho: los hombres que estaban tomando vitamina E y Selenio, estaban desarrollando más casos de cáncer y diabetes, comparados con los hombres que no tomaban esas sustancias. En otras palabras, la combinación de vitamina E y Selenio (ambos muy publicitados como poderosos antioxidantes) podían causar cáncer y diabetes.



También en octubre del 2008, en un estudio publicado en la revista Cancer Research se demostró que las células cancerosas tratadas con vitamina C no responden tan bien a la quimioterapia como lo hacen las células no tratadas. La conclusión fue que la vitamina C no solo protege a las células normales sino también a las células cancerosas.



Uno de los estudios más preocupantes se publicó el 4 de enero del 2005 en la revista Anales de Medicina Interna. Investigadores del Hospital Johns Hopkins en Baltimore revisaron 19 publicaciones que estudiaron a 135.000 personas y concluyeron que las personas que tomaban un promedio de 400 UI de vitamina E tuvieron un 4% mayor de mortalidad comparados con las personas que no tomaron la vitamina E. En otras palabras, las personas que toman vitamina E mueren en mayor número que los que no toman la vitamina. Ese riesgo aumenta a 6% cuando la vitamina E se combina con minerales.



Otra investigación, publicada en la Revista de la Asociación Médica de Norteamérica en marzo del 2005 estudió a más de 7.000 personas con enfermedades del corazón y diabetes para ver si el tomar 400UI de vitamina E podía prevenir el cáncer o detener el progreso de la enfermedad cardiaca o la diabetes. Los resultados indicaron que aquellas personas que tomaron la vitamina E no solo no previnieron el cáncer ni el agravamiento de su problema cardíaco, sino que al revés, presentaron más casos de falla del corazón (insuficiencia cardíaca); comparadas con las personas que no tomaron la vitamina.



Otros dos estudios, publicados en la revista de Oncología Clínica en agosto del 2005 y en la Revista del Instituto Nacional del Cáncer de EEUU en abril del 2005, estudiaron a 540 pacientes con cáncer en la cabeza o el cuello para ver si la vitamina E tomada sola o la combinación de vitamina E y beta-caroteno podían prevenir que aparezcan nuevos casos de cáncer (se pensaba que las propiedad antioxidantes de la vitamina E y el beta-caroteno podían evitar que aparezcan nuevas lesiones). El resultado demostró que ni el beta-caroteno ni la vitamina E pudieron prevenir el cáncer, sino que los que tomaron la vitamina E sola, tuvieron el DOBLE de posibilidades de que esa vitamina provoque el cáncer en la cabeza y el cuello.



Este estudio confirmó uno que se hizo en Finlandia en 1994, en el que se demostró que aquellas personas fumadoras que tomaron 20 miligramos diarios de beta-caroteno tuvieron 18% más probabilidades de desarrollar cáncer del pulmón.



Ya un estudio norteamericano previo (estudio CARET) tuvo que ser urgentemente suspendido porque los participantes tuvieron 28% más casos de cáncer de pulmón y 26% más probabilidades de morir de una enfermedad del corazón. Los participantes eran personas fumadoras y expuestas a los asbestos (causantes de cáncer de las pleuras) y que tomaron una combinación de beta-caroteno y vitamina A pensando que esos 'antioxidantes' los iban a proteger.



En la actualidad se recomienda que los fumadores y los pacientes con cáncer de cabeza y de cuello no tomen vitamina A ni beta-caroteno.



Y hablando de la prevención de las infecciones, ¿no nos han dicho siempre que la vitamina C ayuda a prevenir y combatir los resfríos y la gripe? Pues una revisión de 29 estudios sobre el tema concluyó en el 2004 que la vitamina C no ayuda a prevenir resfríos en las personas comunes y corrientes. Al parecer, hay que ser un atleta, un soldado o un maratonista para que se vea algún beneficio (y el beneficio parece ser producto del ejercicio y no de la vitamina C).



Otro estudio, publicado en octubre del 2004, revisó 14 publicaciones que habían probado si las vitaminas A, E, C y el mineral Selenio podían prevenir los cánceres del esófago, estómago, hígado, colon y páncreas. Nuevamente, los resultados no solo fueron desalentadores, sino que las personas que tomaron esas vitaminas (solas o en combinación) presentaron 6% más casos de cáncer que los que no los usaron.



En el año 2002, un estudio de más de 72.000 mujeres enfermeras demostró que aquellas que consumían suplementos de vitamina A, tuvieron 48% más probabilidades de sufrir fracturas del fémur.



Otro estudio, publicado en abril del 2006 en la Revista Médica de Nueva Inglaterra, se demostró que el uso de las vitaminas B6, B12 y ácido fólico no ayudan a disminuir los estragos de las enfermedades del corazón.



Y hablando de los ancianitos, una revisión de siete estudios publicado en marzo del 2005 en la Revista Médica Británica, demostró que el uso de las multivitaminas y minerales durante un año no disminuyó la frecuencia de infecciones en los ancianos.



Por último, en la más reciente reunión anual del Instituto Norteamericano de Investigación de Cáncer (noviembre 6-8, 2008), investigadores del Hospital de Cáncer Memorial Sloan Kettering recomiendan que los pacientes con cáncer NO deben tomar vitaminas ni suplementos de hierbas por la interferencia que esas sustancias puedan tener con sus tratamientos.



En esta misma reunión, se mencionó que el folato o ácido fólico, una vitamina del grupo B, tiene una doble acción: protege del cáncer del colon a familias con alto riesgo, pero puede promover el cáncer del colon en una persona de riesgo normal.



En conclusión amables lectores, al igual que aprendimos acerca de los problemas con las hormonas femeninas, estamos aprendiendo, lenta pero seguramente, que el tomar pastillas de multivitaminas y minerales no solo es una pérdida de dinero sino que puede ser perjudicial para la salud.



La excepción a la regla son las mujeres embarazadas que sí deben tomar multivitaminas durante su embarazo. Es más, ellas deben empezar a tomar acido fólico desde ANTES de embarazarse para prevenir la aparición de espina bífida en su bebe. Otras excepciones son aquellas personas en quienes se demuestra una deficiencia documentada de vitaminas en su organismo.



Quiero concluir reafirmando que la única fuente de las tan necesarias vitaminas y minerales son los alimentos. Comer de todo en porciones pequeñas, prefiriendo frutas y vegetales, es la mejor fuente de la juventud.



En otras palabras, la única vitamina que debemos consumir es la Vitamina O (olla), esforzándonos en tener una alimentación sana y balanceada. Por lo demás, dejemos de alimentar con nuestro dinero a esa industria que ya recibe miles de millones de dólares de los bolsillos de desinformados consumidores.





ADDENDUM Febrero 10, 2008:



Este artículo ha sido publicado hoy día en los Archivos de Medicina Interna. En el se siguieron a 161,000 mujeres durante 8 años para ver si el uso de las multivitaminas podía prevenir enfermedades del corazón y cáncer. Los resultados fueron decepcionantes: las multivitaminas no sirvieron de nada.



Para las personas interesadas, este es el reporte periodistico del estudio por la agencia AP.

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