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Las vitaminas fueron descubiertas a fines del siglo XIX y principios del XX cuando se observó que ciertas enfermedades eran consecuencia de la carencia de ciertos tipos de alimentos. En 1905, el científico inglés William Fletcher observó que el beriberi (antigua enfermedad del sistema nervioso) se producía en las personas que comían arroz blanco pelado, pero no en las personas que comían arroz integral. En 1912, el científico polaco Cashmir Funk acuñó el termino VITAMINA combinando dos palabras, VITA, que significa vida y AMINA, por la sustancia química presente en las investigaciones iniciales del Dr. Fletcher.
En esa época de pobreza y profundas desigualdades, enfermedades como beriberi, escorbuto, pelagra y raquitismo eran muy frecuentes entre las clases menos favorecidas y su causa era desconocida.
Poco a poco y en un periodo de aproximadamente 30 años (de 1910 a 1940), se fueron descubriendo en diversos alimentos mas y mas de esas “sustancias vitales” o vitaminas. Debemos recalcar, que todas las vitaminas fueron descubiertas en diversos tipos de alimentos, tanto animales como vegetales, lo cual nos dice que TODAS las vitaminas están en los alimentos.
El problema del mal uso de las vitaminas empieza en 1935 cuando el Dr. Tadeusz Reichstein del Instituto Federal Suizo de Tecnología de Zurich empezó a fabricar (sintetizar artificialmente) grandes cantidades de vitamina C. Posteriormente se descubrieron y sintetizaron una a una todas las demás vitaminas, por ejemplo el beta-caroteno, sintetizado en 1953.
Como cualquier industria que tiene un producto que vender, la industria de las vitaminas empezó a diseñar un plan de mercadeo para vender sus múltiples productos.
¡Y que fácil resultó vender vitaminas!
Del mismo modo que en los cursos de lógica del colegio nos enseñaron que un juego de palabras podía producir afirmaciones absurdas como esta:
Tomar alcohol mata a las neuronas.
Las neuronas que mueren son las más débiles.
Si las neuronas que mueren son las mas débiles, las que quedan son las mas fuertes.
Por lo tanto, cuanto más alcohol bebo, más neuronas fuertes tengo y soy más inteligente.
La industria de las vitaminas hizo lo propio:
Si nos faltan vitaminas nos enfermamos.
Si tomamos vitaminas, nos sanamos.
Si estamos sanos es por que tenemos abundantes vitaminas en el cuerpo.
Por lo tanto, si consumimos abundantes vitaminas seremos más saludables,
Y así empezó la cosa, nació la enorme industria de las vitaminas que, en otra muestra de ingenio, combinó varias vitaminas en una sola pastilla, dando paso al nacimiento de las famosas y ubicuas multivitaminas, a las que luego se le agregaron minerales, comercializándose entonces los multivitamínicos con minerales. Se calcula que la poderosa industria de las vitaminas y suplementos mueve, solo en Estados Unidos, la exorbitante cantidad de 22.000 millones de dólares al año. Es por eso que cada país tiene sus propios portavoces de vitaminas y minerales, los cuales hacen fortunas con la venta de estos productos.
Y así, poco a poco empezaron a inventarse supuestos beneficios de las vitaminas: que podían prevenir enfermedades, que podían defendernos de las infecciones, que podían hacernos vivir más, que nos devolvían la energía y nos quitaban el cansancio, que nos daban vista de águila, que hacían desaparecer los quistes de los senos, etc.
¿Quién podía dudar de sus beneficios, si las vitaminas son esenciales para la vida?
Qué lindo y fácil suena ,¿verdad? Tomarse una pastilla que contenga todas las vitaminas y encima todos los minerales y al diablo, olvidarse de los problemas de salud, y sentirse maravillosamente bien, fuerte y con energías; aumentar las defensas del cuerpo, prevenir las infecciones y hasta las enfermedades del corazón, el cáncer, y el Alzheimer.
Vaya al supermercado y vea todas las clases de vitaminas que existen: para niños, para hombres jóvenes, para hombres maduros, para mujeres jóvenes, para mujeres de edad mediana, para mujeres en menopausia, para ancianos, para ancianas, para deportistas, etc. Y ni qué decir de las supuestas “propiedades maravillosas” de las vitaminas, como por ejemplo, sus propiedades antioxidantes; que según sus fabricantes puede prevenir el cáncer y las enfermedades del corazón.
Y pensar que todo el mal uso de las vitaminas se basa en viejas creencias sin sustento científico, creencias alimentadas por una industria que cuenta con la complicidad pasiva (y a veces activa) de los profesionales de la salud, quienes todavía no han sopesado las evidencias en contra de esos productos.
Pero como todo en la vida tiene su final, esa creencia está empezando a ponerse en duda. Recientemente se ha venido documentando no solamente la inutilidad de los suplementos de vitaminas y minerales, sino también -y esto es lo más preocupante- las peligrosas complicaciones en la salud de las personas que toman altas dosis de vitaminas.
En este post trataremos de resumir algunos de los estudios más importantes, teniendo cuidado de proporcionarles las respectivas referencias científicas.
En la reunión anual de la Asociación Norteamericana de Investigación del Cáncer, realizada en noviembre del 2008, se dieron a conocer los resultados del estudio hecho en 15.000 médicos que tomaron vitaminas E y C para prevenir el cáncer. Los resultados fueron desalentadores: las vitaminas E y C no sirven para prevenir el cáncer.
Este estudio había sido inmediatamente precedido por la desalentadora noticia, publicada el 12 de noviembre del 2008 en la Revista de la Asociación Medica de Norteamérica, en la que en el mismo grupo de hombres del estudio anterior, el uso de las vitaminas C y E demostró que tampoco previene las enfermedades del corazón.
En octubre del 2008, la Revista de la Asociación Médica de Norteamérica publicó los resultados del enorme estudio SELECT. Este estudio había despertado grandes esperanzas por que se pensaba que la supuesta capacidad antioxidante de la combinación de vitamina E y Selenio podía prevenir el cáncer de la próstata. Increíblemente, el estudio tuvo que ser suspendido antes de que concluya por un grave hecho: los hombres que estaban tomando vitamina E y Selenio, estaban desarrollando más casos de cáncer y diabetes, comparados con los hombres que no tomaban esas sustancias. En otras palabras, la combinación de vitamina E y Selenio (ambos muy publicitados como poderosos antioxidantes) podían causar cáncer y diabetes.
También en octubre del 2008, en un estudio publicado en la revista Cancer Research se demostró que las células cancerosas tratadas con vitamina C no responden tan bien a la quimioterapia como lo hacen las células no tratadas. La conclusión fue que la vitamina C no solo protege a las células normales sino también a las células cancerosas.
Uno de los estudios más preocupantes se publicó el 4 de enero del 2005 en la revista Anales de Medicina Interna. Investigadores del Hospital Johns Hopkins en Baltimore revisaron 19 publicaciones que estudiaron a 135.000 personas y concluyeron que las personas que tomaban un promedio de 400 UI de vitamina E tuvieron un 4% mayor de mortalidad comparados con las personas que no tomaron la vitamina E. En otras palabras, las personas que toman vitamina E mueren en mayor número que los que no toman la vitamina. Ese riesgo aumenta a 6% cuando la vitamina E se combina con minerales.
Otra investigación, publicada en la Revista de la Asociación Médica de Norteamérica en marzo del 2005 estudió a más de 7.000 personas con enfermedades del corazón y diabetes para ver si el tomar 400UI de vitamina E podía prevenir el cáncer o detener el progreso de la enfermedad cardiaca o la diabetes. Los resultados indicaron que aquellas personas que tomaron la vitamina E no solo no previnieron el cáncer ni el agravamiento de su problema cardíaco, sino que al revés, presentaron más casos de falla del corazón (insuficiencia cardíaca); comparadas con las personas que no tomaron la vitamina.
Otros dos estudios, publicados en la revista de Oncología Clínica en agosto del 2005 y en la Revista del Instituto Nacional del Cáncer de EEUU en abril del 2005, estudiaron a 540 pacientes con cáncer en la cabeza o el cuello para ver si la vitamina E tomada sola o la combinación de vitamina E y beta-caroteno podían prevenir que aparezcan nuevos casos de cáncer (se pensaba que las propiedad antioxidantes de la vitamina E y el beta-caroteno podían evitar que aparezcan nuevas lesiones). El resultado demostró que ni el beta-caroteno ni la vitamina E pudieron prevenir el cáncer, sino que los que tomaron la vitamina E sola, tuvieron el DOBLE de posibilidades de que esa vitamina provoque el cáncer en la cabeza y el cuello.
Este estudio confirmó uno que se hizo en Finlandia en 1994, en el que se demostró que aquellas personas fumadoras que tomaron 20 miligramos diarios de beta-caroteno tuvieron 18% más probabilidades de desarrollar cáncer del pulmón.
Ya un estudio norteamericano previo (estudio CARET) tuvo que ser urgentemente suspendido porque los participantes tuvieron 28% más casos de cáncer de pulmón y 26% más probabilidades de morir de una enfermedad del corazón. Los participantes eran personas fumadoras y expuestas a los asbestos (causantes de cáncer de las pleuras) y que tomaron una combinación de beta-caroteno y vitamina A pensando que esos 'antioxidantes' los iban a proteger.
En la actualidad se recomienda que los fumadores y los pacientes con cáncer de cabeza y de cuello no tomen vitamina A ni beta-caroteno.
Y hablando de la prevención de las infecciones, ¿no nos han dicho siempre que la vitamina C ayuda a prevenir y combatir los resfríos y la gripe? Pues una revisión de 29 estudios sobre el tema concluyó en el 2004 que la vitamina C no ayuda a prevenir resfríos en las personas comunes y corrientes. Al parecer, hay que ser un atleta, un soldado o un maratonista para que se vea algún beneficio (y el beneficio parece ser producto del ejercicio y no de la vitamina C).
Otro estudio, publicado en octubre del 2004, revisó 14 publicaciones que habían probado si las vitaminas A, E, C y el mineral Selenio podían prevenir los cánceres del esófago, estómago, hígado, colon y páncreas. Nuevamente, los resultados no solo fueron desalentadores, sino que las personas que tomaron esas vitaminas (solas o en combinación) presentaron 6% más casos de cáncer que los que no los usaron.
En el año 2002, un estudio de más de 72.000 mujeres enfermeras demostró que aquellas que consumían suplementos de vitamina A, tuvieron 48% más probabilidades de sufrir fracturas del fémur.
Otro estudio, publicado en abril del 2006 en la Revista Médica de Nueva Inglaterra, se demostró que el uso de las vitaminas B6, B12 y ácido fólico no ayudan a disminuir los estragos de las enfermedades del corazón.
Y hablando de los ancianitos, una revisión de siete estudios publicado en marzo del 2005 en la Revista Médica Británica, demostró que el uso de las multivitaminas y minerales durante un año no disminuyó la frecuencia de infecciones en los ancianos.
Por último, en la más reciente reunión anual del Instituto Norteamericano de Investigación de Cáncer (noviembre 6-8, 2008), investigadores del Hospital de Cáncer Memorial Sloan Kettering recomiendan que los pacientes con cáncer NO deben tomar vitaminas ni suplementos de hierbas por la interferencia que esas sustancias puedan tener con sus tratamientos.
En esta misma reunión, se mencionó que el folato o ácido fólico, una vitamina del grupo B, tiene una doble acción: protege del cáncer del colon a familias con alto riesgo, pero puede promover el cáncer del colon en una persona de riesgo normal.
En conclusión amables lectores, al igual que aprendimos acerca de los problemas con las hormonas femeninas, estamos aprendiendo, lenta pero seguramente, que el tomar pastillas de multivitaminas y minerales no solo es una pérdida de dinero sino que puede ser perjudicial para la salud.
La excepción a la regla son las mujeres embarazadas que sí deben tomar multivitaminas durante su embarazo. Es más, ellas deben empezar a tomar acido fólico desde ANTES de embarazarse para prevenir la aparición de espina bífida en su bebe. Otras excepciones son aquellas personas en quienes se demuestra una deficiencia documentada de vitaminas en su organismo.
Quiero concluir reafirmando que la única fuente de las tan necesarias vitaminas y minerales son los alimentos. Comer de todo en porciones pequeñas, prefiriendo frutas y vegetales, es la mejor fuente de la juventud.
En otras palabras, la única vitamina que debemos consumir es la Vitamina O (olla), esforzándonos en tener una alimentación sana y balanceada. Por lo demás, dejemos de alimentar con nuestro dinero a esa industria que ya recibe miles de millones de dólares de los bolsillos de desinformados consumidores.
ADDENDUM Febrero 10, 2008:
Este artículo ha sido publicado hoy día en los Archivos de Medicina Interna. En el se siguieron a 161,000 mujeres durante 8 años para ver si el uso de las multivitaminas podía prevenir enfermedades del corazón y cáncer. Los resultados fueron decepcionantes: las multivitaminas no sirvieron de nada.
Para las personas interesadas, este es el reporte periodistico del estudio por la agencia AP.
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