jueves, setiembre 07, 2006

Piratería, Propiedad Intelectual, Robo...

Este tema me parace muy interesante. Justo estoy leyendo Cultura Libre de Lawrence Lewsig , y también  Software Libre para una Sociedad Libre de Richard Stallman. De este último, he tomado estos párrafos muy interesantes:

PIRATERÍA
Los editores frecuentemente se refieren a la copia prohibida como «piratería». De esta forma, expresan indirectamente que hacer copias ilegales es éticamente equivalente a atacar barcos en alta mar, y secuestrar y asesinar a la gente que viaja en ellos. Si no crees que la copia ilegal sea como secuestrar y asesinar, podrías no usar la palabra «piratería» para describirla. Expresiones neutrales como «copia prohibida» o «copia no autorizada» pueden utilizarse en su lugar. Incluso algunos de nosotros podríamos preferir utilizar una expresión positiva tal como «compartir información con tu vecino».          

PROPIEDAD INTELECTUAL
A los editores y a los abogados les gusta describir el «copyright» como «propiedad intelectual». La expresión «propiedad intelectual» conlleva una presunción oculta: que la forma más normal de pensar respecto a la cuestión de la copia se basa en una analogía con los objetos físicos y en la idea que nos hacemos de ellos como propiedad.

Pero esta analogía pasa por alto la diferencia crucial entre objetos materiales e información: la información puede ser copiada y compartida casi sin esfuerzo, mientras que los objetos materiales no.

Fundar tu pensamiento en esta analogía es ignorar esta diferencia. Incluso el sistema legal de EEUU no acepta por completo esta analogía, debido a que no trata al copyright como un derecho de propiedad sobre objetos físicos. Si no quieres limitarte esta forma de pensar, es mejor evitar la expresión «propiedad intelectual» en tus palabras y en tus pensamientos.

Hay otro problema con el término «propiedad intelectual»: es un término genérico en el que se mezclan varios sistemas legales diferentes, incluyendo copyright, patentes, marcas registradas y otros, que tienen muy poco en común. Estos sistemas legales, que se originaron por separado, regulan actividades distintas, operan de distinta manera y plantean distintas cuestiones sobre las normativas públicas. Por ejemplo, si aprendes algo sobre las leyes de copyright, harás bien en asumir que no es una ley de patentes, ya que casi siempre es así. Puesto que estas leyes son tan distintas, la expresión «propiedad intelectual» es una invitación a una generalización simplista. Así, cualquier opinión sobre «propiedad  intelectual» será, casi con seguridad, una estupidez.

En un contexto tan impreciso, ni siquiera se pueden apreciar los problemas específicos sobre política pública que plantean las leyes de copyright o los diferentes problemas suscitados por las leyes de patentes, o por cualquiera de las otras.

El término «propiedad intelectual» lleva a la gente a centrarse en el mínimo común denominador de estas leyes distintas, que es el hecho de que establecen algunas abstracciones que pueden comprarse y venderse, e ignorar el aspecto importante, que son las restricciones que imponen al público y qué bien o mal provocan estas mismas restricciones.

Si quieres pensar con claridad en las cuestiones que plantean las patentes, el copyright y las marcas registradas, o incluso aprender qué dictan estas leyes, el primer paso consiste en olvidarte de que alguna vez oíste la expresión «propiedad intelectual» y tratar cada una de las cuestiones de forma independiente. Para ofrecer una información clara y fomentar un pensamiento lúcido, nunca hables o escribas sobre «propiedad intelectual»; en lugar de eso, expón el tema de manera concreta sobre el copyright, las patentes o cualquier otra ley específica a la que te estés refiriendo.

De acuerdo con el profesor Mark Lemley de la Facultad de Derecho de la  Universidad de Tejas, el extendido uso de la expresión «propiedad intelectual» es una manía reciente, surgida en 1967 en la fundación de la  Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, OMPI.(Véase la nota 123 de su reseña de marzo de 1997, en la revista de derecho de Tejas, de Romantic Autorship and the Rhetoric of Property de James Boyle)

La OMPI defiende los intereses de los titulares del copyright, patentes y marcas registradas, presionando a los gobiernos para aumentar su poder. Uno de los tratados de la OMPI sigue la línea de la Digital Millenium Copyright Act que se ha utilizado en los Estados Unidos para censurar algunos paquetes muy útiles de software libre en EEUU (Visita http://www.wipout.net para informarte sobre una campaña contra la OMPI) lo que no las hace en absoluto razonables. Así que la mitad de «RAND» es engañosa y la otra mitad discriminatoria.

Los organismos de estandarización deberían reconocer que estas licencias son discriminatorias y no usar la expresión «razonable y no discriminatoria» o «RAND» para describirlas. Hasta que lo reconozcan, los escritores que no quieran unirse a ese lavado de cara harán bien en descartar esta expresión. Aceptarla y utilizarla meramente porque las compañías esgrime-patentes han extendido su uso, es permitir que esas compañías dicten su propia voluntad.

Recomiendo la expresión «uniform fee only», o UFO de forma más abreviada,4 como alternativa. Esta es la expresión exacta ya que la única condición de estas licencias es el pago de una tasa uniforme de uso.

ROBO
Los apologetas del copyright emplean con frecuencia palabras como «robo» y «hurto» para describir la violación del copyright. Al mismo tiempo, piden que consideremos el sistema legal como una autoridad ética: si copiar está prohibido, debe ser malo. De este modo, es pertinente mencionar que el sistema legal —al menos en los Estados Unidos— rechaza la idea de que la violación del copyright sea un «robo». Los apologetas del copyright apelan a la autoridad, mientras tergiversan lo que la propia autoridad dice. La idea de que las leyes deciden qué está bien o qué esta mal responde normalmente a una equivocación. Las leyes son, en el mejor de los casos, un intento de alcanzar justicia; decir que las leyes definen la justicia o la conducta ética es darle la vuelta a las cosas.

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